domingo, 17 de agosto de 2008

Y te soñé y te pensé
en bibliotecas, en hoteles desvarié
no conocí otra mujer
con esa diáfana mirada y esa piel
y me escribiste las postales argentinas
y aunque nunca fuiste mía, estuve cerca aquella vez
y hoy que los huesos crujen por las humedades
tu sonrisa inolvidable me hizo tanto, tanto bien.

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